TUSÓN VALLS, AMPARO
Si hay una característica fundamental que singulariza a los humanos, ésta es sin duda alguna la posesión de lenguas: ser hablantes es, así, sinónimo de ser inteligentes y, además, las lenguas permiten la cohesión de los pueblos y son el vehículo esencial de la cultura. El lenguaje presenta dos caras sólo aparentemente contrapuestas: de un lado, como patrimonio de todos los humanos, se revela como una facultad que nos es única y común. de otra parte, nadie puede negar la diversidad de lenguas e, incluso, de variedades y estilos distintos dentro de una misma lengua. Por eso, la tensión entre la unidad y la diversidad lingüísticas se constituye en uno de los temas centrales de este ensayo. Pero, además, las lenguas valen tanto para hablar del mundo real, como para crear universos ficticios. como valen también para el discurso veraz y para el engañoso. para educar y para inducir a la ignorancia. De ahí que autor (Jesús Tusón, profesor de Lingüística en la Universidad de Barcelona) no deje al margen de sus reflexiones los problemas estéticos y éticos que implica el uso del lenguaje y que haga votos por una educación lingüística capaz de convertirnos en seres libres.