LÓPEZ, ADOLFO
´Leer a Adolfo López es -por emplear imágenes de sus propios poemas- recorrer pasillos ondulantes, es respirar donde no hay nada que respirar, habitar lechos dormidos de papel trenzado, salir a una calle donde la luz ya no quiere vivir más. Hay en estas páginas desasosiego, sensualidad y deseo, silencios letales, recuerdos de una infancia que no sabemos si fue real (ni siquiera el poeta, que la probó, lo sabe), amores densos y oscuros que abocan a la desesperación y la locura. Leer los poemas de Adolfo López es dormir de día, y despertar en medio de una noche hecha de saudades y soledades. Dulces sueños´ (Regina López Muñoz, prologuista).