DE [CERVANTES] CERBANTES SAAVEDRA, MIGUEL / FERNÁNDEZ MARTÍN, MIGUEL ÁNGEL (Ilustración)
Contra todo pronóstico, la historia del hidalgo manchego, ante quien su propio autor había llegado a sentirse por momentos «tibio, desmazalado y confuso», triunfó de tal modo que incluso los niños la manoseaban, la leían los mozos, los hombres la entendían y los viejos la celebraban. El propio don Quijote la tuvo en sus manos y pudo decir a otro caballero sin armadura y vestido de verde: «Esta figura que vuestra merced en mí ha visto, por ser tan nueva y tan fuera de las que comúnmente se usan, no me maravillaría yo de que le hubiese maravillado». El éxito de esta historia tentó a un tal Avellaneda a darle una continuación errada, que obligó a Cerbantes a apresurar la propia, publicada en 1615, un año antes de su muerte. Don Quijote volvió la lanza a su astillero, el autor envainó su pluma y quedó para siempre «en la proa del barrio de las musas», como diría Gómez de la Serna.