LA BEIRA JAVIER
Quien se dispone a viajar activado por el impulso de observar lo desconocido, vivir una experiencia nueva y satisfacer el ansia natural de conocimiento sabe muy bien que el viaje ha de ser antes vivido y documentado, y que en ese acto anticipado de vivencia y preparación se despliega una posibilidad de disfrute que posteriormente servirá de término de referencia respecto a la realidad, de donde surgirá la inevitable evaluación final del proceso. Lo que desea el buen viajero es que la realidad no quede nunca frustrada por lo soñado, aunque sabemos que a veces suele ocurrir, porque también depende de la medida de nuestros sueños.