MORO, TOMÁS
Bien es sabido que Tomás Moro (14781535) no inventó la utopía como género literario, pero es innegable que su UTOPÍA le ha dado el nombre. Tampoco se puede negar que, exista o no convergencia con sus planteamientos, la propuesta de Moro innovó significativamente la literatura política. UTOPÍA es una crítica al orden social establecido en la Europa de la época, pero el sistema político que propone y describe minuciosamente en sus páginas es también una alternativa al mismo, de tal forma que, como señala Savater, «no inventa lo que no hay, sino que enfrenta lo que hay con lo que debería haber». Moro es racional, analítico, irónico y justiciero. A problemas reales contrapone soluciones imaginarias, que no imaginativas, y es aquí donde radica, según Savater, la contradicción de la obra, y la nuestra propia, al considerar lo que en realidad es un ejercicio literario de denuncia moral como un programa político que, revolucionario en sí mismo, no admite la revolución ni la disiden cia. El hecho de que Moro obvie en sus planteamientos el reconocimiento de la libertad humana confiere a UTOPÍA la irracionalidad de la que huye, la imprevisibilidad que le niega el autor. Porque «más allá de la utopía colectivista siempre está el ideal de la persona libre», y Pedro Voltes proporciona al lector todas las claves para que, libremente, pueda hacer su propia interpretación.
Tomás Moro (Londres, 1478 - Londres, 1535) fue un pensador, teólogo, humanista, escritor y ejerció como lord canciller de Enrique VIII durante tres años. En mayo de 1532, dimitió de este puesto. Esperaba así apartarse del conflicto político y religioso para disfrutar el resto de sus días en su casa de Chelsea, con su esposa Alice, su familia y sus libros. Pero el 13 de abril de 1534 se negó a prestar el juramento de sucesión exigido por Enrique VIII y unos días después fue llevado a la Torre de Londres prisionero del régimen Tudor. Moro jamás volvería a su casa. Catorce meses más tarde, fue juzgado en Westminster Hall, declarado culpable y condenado a muerte. Cinco días después, el 6 de julio de 1535, fue decapitado.