JOSEPH CONRAD / VILLALOBOS, FEDERICO (Ilustración)
Joseph Conrad despliega en Un puesto avanzado del progreso toda la potencia de la ironía para llevar al lector de la sonrisa al horror. Sus protagonistas, Kayerts y Carlier, son una de las parejas más cómicas, patéticas y mejor logradas de la literatura, una genial condensación de la estupidez, la prepotencia y la indefensión de las que nuestra especie sigue dando tan conspicuas muestras en pleno siglo XXI. Abandonados en plena selva como agentes de una gran compañía comercial, tardarán algún tiempo en descubrir - pues son estúpidos- quién manda realmente y quiénes son las verdaderas víctimas del progreso y de la civilización. Un puesto avanzado del progreso es un vigorosa denuncia del colonialismo y de su hipocresía filantrópica, una lúcida indagación acerca de la imperfección del lenguaje humano y un doloroso reconocimiento de la esterilidad de nuestros
afanes y de la improbabilidad de la redención.
Joseph Conrad (Józef Teodor Konrad Korzeniowski, 1857-1924) De origen polaco, perdió a sus padres cuando era niño y con sólo 17 años se embarcó por primera vez en Francia para iniciar su aprendizaje en la marina mercante. En 1886 obtuvo la nacionalidad británica y, ocho años después, abandonó la marina para dedicarse en exclusiva a la literatura. Pronto se convirtió en uno de los escritores fundamentales de la literatura inglesa, con grandes éxitos como El negro del Narcissus, El corazón de las tinieblas, Lord Jim, Tifón, El agente secreto, Victoria y Entre la tierra y el mar (Belacqva, 2006), entre otros.
Cuando murió, había tenido tiempo de contrabandear armas para los revolucionarios carlistas en España, de viajar desde el archipiélago malayo hasta la costa caribe de Colombia, de tener dos hijos y escribir más de veinte libros, de ser admirado por Henry James y por André Gide, de negarse a recibir los máximos honores de la Corona Británica y de cambiar para siempre el arte de la novela.