RAYMOND ROUSSEL
Las novelas de Raymond Roussel son puzzles gigantescos de imágenes e historias con una extraña lógica carnavalesca. Locus Solus hace un recorrido por el jardín-museo de un excéntrico millonario que, como el propio autor en la vida real, colecciona insólitos objetos con frenético y psicodélico racionalismo.
Escrito tras las Impresiones de África, Locus Solus está presidido por Martial Canterel, un personaje como recién salido de una novela de Julio Verne, de quien Roussel dijo una vez que no se debía pronunciar su nombre «si no se está de rodillas». Canterel, docto científico cuya inmensa riqueza no limita su prolífico ingenio, lleva a un grupo de visitantes a recorrer «Locus Solus», su apartada finca situada cerca de París. Uno por uno irá presentando, demostrando y exponiendo los descubrimientos e invenciones de su fértil y enciclopédica mente. A medida que los inventos se van tornando más elaborados, aumenta en paralelo la riqueza y brillantez de las historias. El flujo de su imaginación se convierte en una riada, arrastrádonos en un torrente de fantasía e hilaridad.
A todos sus defensores surrealistas Raymond Roussel prefirió Julio Verne, la opereta, el vaudeville, los viajes interminables y, al final de su vida, el opio que él creía le devolvería al éxtasis de sus 20 años cuando estaba convencido de «alcanzar las cimas más altas de la gloria». Se suicidó a los 56 años, en 1933, en un hotelucho de Palermo, Sicilia.