GONZÁLEZ SAINZ, J. A.
Un cuaderno de bitácora para afrontar la vida de un modo nuevo. Una respuesta a la pandemia a través de la escritura.á Tras un cataclismo de colosales dimensiones provocado por algo minúsculo que lo contagia todo, una voz reflexiona, urde, recuerda o recita, tal reza. Percibe que, bajo la crisis mundial desatada por la pandemia, se esconde en el fondo otra enfermedad epidémica más local pero de análogas dimensiones, o quizá hasta de mayor gravedad: la de nuestros modos de vida, la de nuestra relación con la realidad y con las palabras. La voz, un puro ejercicio de razón, va desgranando temas y variaciones en una melodía moral que a veces se modula narrativamente y otras como un monólogo teatral o una indagación poética o filosófica, y donde todos los registros, desde el más grave hasta el humorístico, se van trenzando en una suerte de arte de la fuga conceptual y musical a la par.Bajo el título genérico de La vida pequeña, J. A. González Sainz emprende una suerte de dietario, de cuaderno de bitácora, compuesto por breves textos íntimos en busca de un nuevo modo de mirar y vivir. Es como una caja de píldoras
J. Á. González Sainz es natural de Soria (1956) y ha vivido en ciudades como Barcelona (donde se licenció en Filología), Madrid, Padua y sobre todo Venecia y Trieste. Anagrama ha publicado los libros de relatos Los encuentros y El viento en las hojas: «Depura el territorio que ya es suyo. El artesano que sabe acompañar su literatura al ritmo de su propia respiración. Que se detiene, mira, piensa y escribe» (Carlos Zanón, El País), y las novelas Un mundo exasperado (Premio Herralde de Novela): «El absoluto convencimiento de que el tiempo jugará a favor suyo y que dentro de unos años hablaremos de esta obra de González Sainz como lo hacemos hoy de El Jarama, Tiempo de silencio o la obra de Juan Benet» (Salvador Clotas, Letra Internacional); Volver al mundo: «Una novela de extraordinario espesor que en su vastedad parece querer abrazar la totalidad de lo real» (Claudio Magris, Corriere della Sera); «Una novela de las de quitarse el sombrero» (Santos Sanz Villanueva, Revista de Libros); Ojos que no ven: «Termino el libro en un cierto estado de sonambulismo y regreso a la primera página para fijarme con más cuidado en su meticulosa construcción. Me acuerdo siempre de Cyril Connolly: literatura es algo que ha de ser leído al menos dos veces» (Antonio Muñoz Molina, El País); «Ojos que no ven es una historia de conflictos personales y universales enlazados, coherente con las propuestas literarias dominadas por la exigencia, el rigor y la intensidad de las tensiones... Pasado y presente están estrechamente vinculados, para tender uno de los muchos puentes presentes en la novela, aquí el que une la Guerra Civil con el terrorismo de ETA» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia).