FLORENSKI, PÁVEL
La mayoría de las reflexiones sobre el arte remiten a los gustos que imperan en una época. A ello contribuyen también las academias y los expertos en estética. Por eso, adentrarse en el territorio de la belleza resulta muy arriesgado si se elige como guía a un desconocido matemático ruso, que vivió en el primer tercio del siglo XX e hizo del icono la clave interpretativa.
En su obra El iconostasio, donde reflexiona sobre la historia y la filosofía del arte, Florenski propone entender y configurar el mundo desde el arte, proporcionando aquellos materiales que pueden servir para elaborar una teoría estética integral.
El icono, considerado por el autor una expresión artística accesible externamente a todos, le permite abordar los temas estéticos más complejos: la cosmovisión platónica y la kantiana, la relación del hombre con la naturaleza, la aparición del retrato y el paisaje, el arte en las diferentes tradiciones, el léxico específico sobre el rostro, o las técnicas y procedimientos de la pintura.
Porque nada escapa a la mirada de quien, contemplando un icono, ha visto más adentro.
Pável Florenski (1882-1937), científico, filósofo y teólogo, es uno de los autores más sobresalientes de la Edad de plata del pensamiento ruso.
Pável Florenski (1882-1937) pertenecía a un género extraño de hombre universal. Su itinerario intelectual se inició en el mundo de la ciencia -se graduó en el departamento de Física de la Universidad de Moscú en 1904-, pasó luego por la filosofía, las matemáticas o la historia del arte y, aunque terminó finalmente en el de la teología, mantuvo siempre abiertas todas y cada una de estas puertas. Con la llegada de la Revolución, se enroló en la nueva academia del VKhUTEMAS, donde impartió sus clases de perspectiva junto a grandes maestros del constructivismo como Rodchenko y Stepanova. En 1933 fue arrestado, acusado de conspiración y entró preso en un gulag de Siberia, donde sería ejecutado cuatro años más tarde.