SERGIO SAN MILLÁN MARTÍN.
Caminas. Te cruzas. Das con alguien. Sientes la necesidad de fricción en el aire. Suplicas que ocupe todos tus poros, vacíos de ti mismo. Cuentas hasta tres esperando el giro de su mundo y que penetre en el tuyo. Enmudecer al eco.
Como tú, también yo me he hecho daño buscándome en la ambrosía de otros.
Búscate por mí.
Mi nombre es Sergio San Millán, aunque siempre he preferido que me llamen Sanmi, desde chico. De entonces, me quedo con la libertad de hablar, de jugar, de mirar, de escribir si supiéramos. Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. En este mi primer poemario, regreso a tal libertad como niño ebrio, desnudo como entonces, contando estos problemas que crecen de nosotros. Todos somos humanos.