BELMONTE, JOSE
Quién dicta, Poema, lo que has de decir. Si tus palabras han de ser claras u oscuras como el fulgor de una sombra repentina y fugaz. Sutil tocas mi hombro y me abandonas - esquiva y casquivana - camino de otras moradas menos inhópsitas y más acogedoras. Nada sé de ti ni de tu misterio, víctima de tu capricho y desdén, de tu dulzura suave, extraña como un río luctuoso y gris.