QUILES, JENNIFER
Además de ser Rápida infernal, ésta es una novela tristemente inacabada, como inacabada quedó la obra global de su autora, Jennifer Quiles, a la que un cáncer infernal nos arrebató rápida y cruelmente en marzo de 2005. Jennifer, que gustaba definirse como «periodista, escritora y activista gay», había librado batallas informativas y reivindicativas para decidir que sus libros serían sus mejores armas, cargadas como las del poetade futuro. Y en ese empeño andaba cuando se embarcó en un reto... de armas tomar: un western lésbico, manera de trasladar la lucha a un escenario en el que, como en tantos otros, los hombres dictan la ley y hacen la trampa. Osada como pocas, Quiles, a la que para la ocasión podríamos rebautizar como Calamity Jenni, crea a una rubia angelical, que no podía llamarse sino Annabet Sweetheart. a dos que donde ponen el ojo ponen la bala y responden a los inequívocos nombres de Lena Darkness y Lucy Fer. a una india inopinadamente blonda y adecuadamente conocida como Cabellera de Trigo. y a una ` émula de Antonio Banderas que (pacatos abstenerse) se auáadenomina La Zorra. Eso, por citar sólo a algunas de estas hembras, escoltadas todas por una miríada de personajes cuyas actitudes, tan de sesión de tarde sabatina, nos permiten sentimos a gusto, como en casa, a pesar de la extrañeza total que nos sigue produciendo, incluso después de ver Brokeback Mountain, de Ang Lee, el Oeste lejano convertido más que en FarGay, en Lesbian Territory. La lectura avanza entre tiroteos`y secuestros, crímenes y arrepentimientos, escenas subidas de tono y bajadas de pantalones, dosis abundantes de testosterona y cantidades ingentes de buen humor. Historias sobreentendidas y guiños al lector, e incluso algún atisbo de relato interactívo. Hasta que, doblado el cabo de la página 442, la lectura se suspende bruscamente: «.:. sólo eran admitidos los más fuertes. ©e forma voluntaria o no». Jennifer lo dejó ahí: una obra inacabada que nos permite atisbar lo que pudo haber sido y no fue, una novela interrumpida que da cabal testimonio de lo mucho que había crecido como escritora, de su enorme potencia¡ literario, confirmado también por los Cuentos que completan este libro que no es como los demás. Rían, lloren, emociónense, asústense, relájense, enamórense: disfrutar con Rápida infernal no les resultará difícil, lo difícil es no hacerlo.