ORDÓÑEZ ANULA,MIGUEL ÁNGEL
Los hermanos Hazoury, impulsores de Cap Cana, un ambicioso proyectoinmobiliario y turístico emplazado en el este de la RepúblicaDominicana, eran unos artistas consumados del birlibirloque en losnegocios. Uno de sus referentes era Donald J. Trump y lo buscaron para usarlo como gancho en sus planes. El neoyorquino se prestó confiado y publicitó con entusiasmo el proyecto hasta en su programa televisivoThe Apprentice.
Poco después, con la excusa del estallido de la burbuja inmobiliaria, Cap Cana dejó en la estacada a varios cientosde compradores, bonistas, bancos y proveedores. Con una deuda en torno a los setecientos cincuenta millones de dólares, también dejaron depagar a Trump. Versado en todo tipo de jugarretas, el futuropresidente de EE.UU. vislumbró y luego comprobó que sus aprendices sehabían creído más listos que él y le habían sisado quincemillones.
Osados, habían ideado un plan que les enriqueciódesorbitadamente, a costa de sus acreedores y de Repúbli Dominicana.