BUBER-NEUMANN, MARGARETE
En los años previos a la Segunda Guerra Mundial, un gran número de personas de ideología comunista volvieron los ojos hacia la Unión Soviética, baluarte de lo que amaban y defendían. Pero una vez allí, a menudo fueron acusados de espionaje o contrarrevolución y enviados a los campos de trabajo de Siberia. Éste fue el caso de Margarete BuberNeumann, esposa de un miembro del Partido Comunista alemán que, tras versé obligado a abandonar sus filas en 1932, huyó a Moscú con el sentimiento de quien se refugia entre los brazos del padre. Pero cuando ese padre se llama Stalin, ni siquiera los más devotos están a salvo. El día del arresto de su marido, en la primavera de :1937, fue la última vez que Margarete le vio. Un año más tarde, después de imaginar su destino con tanta angustia como certeza, sé la llevaron también a ella, y casi de inmediato conocería su sentencia: cinco años en campos de trabajo. Lo que para Europa significó el inicio de una de las peores guerras de su historia, para Margarete no fue más que la prolongación de la barbarie, bajo otro cielo y con otro idioma pero con el mismo mensaje: para sobrevivir es imprescindible acordarse cada día de lo que uno vale, y no dejarse convencer nunca de que se ha dejado de existir como ser humano.
Nació en Berlín en 1901. Militante comu-nista durante su juventud, se casó con Heinz Neumann, directivo del KPD (Par-tido Comunista Alemán). Tras la llegada de Hitler al poder, en 1933, los dos emigraron a la URSS, hacia cuyo sistema experimen-taron muy pronto un profundo desacuerdo que fue causa de su detención en 1937. Mientras su marido «desaparecía», presu-miblemente ejecutado, Margarete Buber fue internada en un campo de concentra-ción en Siberia. En 1940, tras el pacto entre Hitler y Stalin, fue entregada a la Gestapo y recluida en el campo de concen-tración para mujeres de Ravensbrück. Allí conoció a Milena, cuya amistad marcaría profundamente su vida y determinaría, después de su liberación en 1945, su vocación de dar a conocer a la opinión pública su dramática experiencia como doble víctima del totalitarismo, experiencia volcada en libros como Deportada en Siberia o En las cárceles de Stalin y Hitler.