ALEXANDR SOLZHENITSYN
El relato que ahora presentamos de Alexander Solzhenitsyn, quien acaba de ganar el Premio Nobel 1970 por «la fuerza ética con que ha mantenido las indispensables tradiciones de la literatura rusa», no es un «texto prohibido en la Unión Soviética». Fue publicado en 1962 en «Novy Mir» por su exdirector, A. T. Tvardovsky, amigo y defensor de Solzhenitsyn en la Unión de Escritores de la que éste fue expulsado más tarde. Reemplazamos el título original, Un incidente en la estación de Krechetova, por el de «Nunca cometemos errores», porque consideramos que esta frase, que Solzhenitsyn pone en boca de un oficial soviético durante la guerra, refleja perfectamente la atmósfera hermética que rodea al personaje principal. La narración no sorprende en absoluto por la forma, que se desarrolla normalmente dentro de la más sólida tradición novelística rusa. Sobrecoge, en cambio, lo grotesco y mediocre del pequeño mundo inútil de un oficial que siempre deseó ser enviado al frente y convertirse en héroe de la patria, pero que no es más que jefe de una estación fronteriza de segunda importancia donde su única diversión consiste en leer y releer el primero y único volumen de El Capital de Marx que ha podido encontrar.
Alexandr Solzhenitsyn (1918, Kislovodsk, Cáucaso del Norte-2008, Moscú) estudió ciencias en Rostov y en 1942 fue enviado al frente. En 1945, detenido por «delitos de opinión», fue internado hasta 1956 en un campo de trabajo, donde vivió gran parte de la experiencia relatada en Un día en la vida de Iván Denísovich (Andanzas 677) y en Archipiélago Gulag (Tiempo de memoria 47/1-3). Rehabilitado, volvió a tener graves problemas a partir de 1967. Pese al Premio Nobel, concedido en 1970, su situación se agravó hasta el punto de que, en 1974, fue expulsado de la URSS. Tras veinte años de exilio en Estados Unidos, volvió a Rusia, donde murió. Además de las obras citadas, Tusquets Editores ha publicado sus novelas El primer círculo y Pabellón de cáncer (Andanzas 175 y 193), así como sus textos Cómo reorganizar Rusia y El «problema ruso» al final del siglo XX (Ensayo 14 y 25). Los dos relatos del presente volumen, que ofrecemos en una nueva traducción a partir de la versión definitiva del autor, y con un iluminador epílogo del traductor, se basan en sendas historias reales, convertidas, gracias a la maestría narrativa de Solzhenitsyn, en dos pequeñas joyas literarias.