PAUL VALÉRY
?Lo propio de La Joven Parca es ser épica.? ?Una epopeya íntima.? ?La Parca navega en un mar de sangre y linfa, que sube y baja. Sus pensamientos provienen todos de ahí: embellecen todo el universo. La Parca pasea y canta. La Parca desenreda de su propio ser el hilo de los destinos; según ella, no según la necesidad exterior. De ahí su nombre, su doble nombre, la Joven Parca. Parca, porque no habrá jamás otra vida que ésta, movida, arriesgada, salvada según sus propias tormentas y las mareas de sangre, o sea, según las leyes puras del mundo, en detrimento de la historia. Joven, porque la vida épica es la vida virgen, fuerte, apasionada de sí misma ?no la vida desgarrada-, y ya transmitida al siguiente; la épica es la riqueza de futuras multitudes, pero proyectada hacia sí misma; es el rechazo de morir según la ley de la especie.? ?Este rechazo de morir por la edad, y de edad en edad, es precisamente la épica. Es un juego con la muerte, un juego corriente; para el cual hace falta ser joven.? ?Así, mediante una especie de violación por la que todas las Academias juntas debieran poner el grito en el cielo, la epopeya está, en este poema, desprovista de pretextos y desnuda. Las acciones, los proyectos, la biografía, nada de eso queda dicho; lo que el pobre lector espera como el pan del espíritu, la historia, falta: no hay historia. Pero el mismo poeta ya lo dijo en Variété (p.74) ?que, en los versos, todo lo que es necesario decir es casi imposible de decir bien?.?
Paul Valéry, célebre poeta, ensayista y dramaturgo francés, nace en Sète en 1871. Mientras estudia letras en Montpellier, escribe sus primeros poemas simbolistas. No obstante, a los veintiún años, tras una profunda crisis espiritual, decide romper momentáneamente con la poesía y dedicarse al estudio de las Matemáticas y de la Filosofía. Ya instalado en París, escribe ensayos como Introduction à la méthode de Leonardo da Vinci y, sobre todo, La soirée avec Mr. Edmond Teste (1906), obra que le consagró entre los pensadores de su época. Su retorno a la poesía en 1917, tras servir unos años ?de silencio? en el Ministerio de la Guerra, es triunfal pues publica el largo poema La joven Parca (Cuadernos marginales, 34), que pasa a ser una de las obras cumbres de la poesía francesa. En 1922, publica otra obra poética, Le cimetière marin, a la que sigue, al año siguiente, la no menos mítica Eupalinos. En 1929, sin embargo, abandona definitivamente «el arte de los versos». Elegido en 1927 miembro de la Academia Francesa, ocupa a partir de entonces altos cargos políticos en la tercera República, sin dejar por ello de escribir obras como Essai sur Stendhal, Propos sur l´intelligence y Mon Faust. Desde 1938 hasta su muerte en 1945 dio un curso de poesía en el Collège de France. Está enterrado en el «cementerio marino» de Sète que le inspiró su obra maestra.