SANCHO, SILVIA
Todos me advirtieron de que no debía enamorarme de Sergio: nuestros amigos comunes, mi propia experiencia, hasta él mismo.
Sergio llevaba la palabra «peligro» escrita en los característicos frunces de su ceño. Era un espíritu libre, indomable, salvaje. Su magnetismo era tan grande como su falta de compromiso.
Con Sergio parecía imposible alcanzar la estabilidad que tanto había buscado, mi soñado final feliz. Él solo estaba dispuesto a ofrecerme dudas, calor entre las piernas y un empleo en su agencia, uno que nunca debí aceptar.
No era una buena idea entregar mi corazón a un hombre así, pero el resto del cuerpo?
¿Es de ilusos creer que una aventura puede cambiarte la vida por completo?
Nací en Madrid en el 81. Fui una niña de La Bola de Cristal, las Happy Luck siempre calzadas y el walkman en la riñonera. De adolescente, lectora pública de Isabel Allende y a escondidas del Nuevo Vale. Entré en la universidad cuando pagábamos en pesetas y salí igual de pardilla, pero con muchos conocimientos sobre Historia. Después llegaron una sucesión de trabajos que no llenaban, hasta que, una noche un poco tonta, descubrí lo que se convertiría en mi verdadera vocación. Ponerme las gafas de soñar y abrir el archivo de Word ha pasado de ser un hábito a ser una necesidad.