Talvez la proverbial inefabilidad del amor no sea tal. huidizo y elusivo cuando selo nombra, siempre al borde de la cursilería cuando se lo adjetiva, quizá todose reduzca a cambiar la perspectiva y abordar este sentimiento desde loshumildes adverbios. como se afirma en el libro: «El milagro está en los adverbios, en elmodo en que se hacen las cosas. El modo en que el amor se manifiesta a pesar detodas las catástrofes». es posible.Ya hablar del amor se dedica Daniel Handler en lasdiecisiete narraciones de este volumen, narraciones que, casi a modo devariaciones musicales, hallan eco unas en otras, emparentadas no sólo por eltema sino también por situaciones y personajes, hasta construir una novela pococonvencional. Así, el autor nos conduce por algunos de los meandros mássinuosos de la pasión: el amor hetero y el homo, elamor adolescente, el platónico y una variopinta gama de «otras posibilidadesamorosas». Valgan como ejemplos: un lío entre un taxista homófoboy su pasajero. un enamoramiento juvenil en un cine. un hombre asesinado queencuentra el amor después de muerto... Y todo sazonado con un ingeniodesbordante, irónico y juguetón, salpicado de juegos de palabras, guiños y deese tipo de inteligencia que busca conmover más que deslumbrar.
Daniel
Handler nació en San Francisco en 1970. Escritor,
guionista y músico, alcanzó una fama tan inesperada como merecida con la
sorprendente
«Serie de Catastróficas Desdichas», para el público juvenil, bajo el pseudónimo
de Lemony Snicket, de la que Tusquets
Editores ha publicado los volúmenes El hospital hostil y La villa vil. Ha escrito otras
dos novelas, The Basic Eight
y Watch Your Mouth. Este lector impenitente, consumado acordeonista y
rendido admirador de Murakami, tiene una querencia especial a los juegos y la
pirotecnia literaria y un sentido del humor tan sutil como desternillante.
Cuenta con una cada vez más numerosa y exigente legión de seguidores.