KEAN, SAM
A través de insólitas historias, y remontándose al momento
en que una lanza atravesó el cráneo del rey Enrique II de Francia en 1559,
Sam Kean nos muestra que los daños causados por una herida, un golpe o
una enfermedad fueron la mejor forma de inferir importantes cuestiones
neurológicas. Los principales avances no surgieron
del cerebro singular de un Darwin o un Newton, sino de gente corriente
cuya lucha y resiliencia hicieron posible el nacimiento de la neurociencia.
Sam Kean pasó años recogiendo el mercurio de los termómetros que rompía siendo niño, y ahora trabaja como escritor en Washington, D.C. Sus artículos han aparecido en New York Times Magazine, Mental Floss, Slate, Air & Space/Smithsonian, y New Scientist. En 2009 fue finalista del premio Evert Clark/Seth Payne de la National Association of Science Writers, que se concede al mejor escritor de divulgación científica de menos de treinta años. En la actualidad escribe para la revista Science mientras goza de una beca de periodismo ambiental (Middlebury Environmental Journalism, 2009-2010).