ROMERO PORRINO, RAFAEL
Pocos visitantes sospechan que a un paso de la Giralda se extiende una sorprendente región, mezcla perfecta entre el lado salvaje y agreste de Sierra Morena oriental, y la belleza frondosa y hecha a mano de la parte occidental de esta cordillera.
Desde extensas superficies de monte mediterráneo muy bien conservado, hasta los huertos que aún se visten en el entorno de sus pueblecitos blancos. Desde las alturas de sus innumerables cerros y lomas, hasta los valles por los que se escapan sus ríos. Desde sus llanos casi esteparios, hasta los bosques de portentosos quejigos y alcornoques. Desde sus dehesas ganaderas, hasta las impenetrables laderas de matorral. Todo ello tiene cabida en Sierra Morena Sevillana, una enorme comarca llena de encantos naturales y patrimoniales que tiene mucho que ofrecer al senderista, al turista curioso y, por supuesto, al naturalista: una nutrida comunidad de rapaces, capitaneada por el buitre negro y por las águilas imperial ibérica, real y perdicera; anfibios y reptiles perfectamente adaptados a la dureza del clima mediterráneo; ríos en los que medran colmillejas, bogas, cachos y calandinos, sustento de nutrias y cigüeñas negras.