ROUSSEAU, JEAN-JACQUES
Jean-Jacques Rousseau, para John Pocock, el Maquiavelo del siglo XVIII, aparece aquí de la mano de Robert Wokler como un contemporáneo de nuestro mundo. Más allá de El contrato social, la contribución de Rousseau en su conjunto ofrece una enorme coherencia interna y se manifiesta como el trabajo de un autor que entendió que la naturaleza era una deidad a la que el hombre tenía que subordinarse sin que el progreso pudiera, con sus logros, destruir lo que como obra de la creación condiciona nuestra capacidad de transformar las cosas. Las meditaciones del paseante solitario son una mirada retrospectiva en la vida de una inteligencia que hizo de la cultura un arma fundamental para la política porque, como subraya Wolker en su estudio de presentación el Rousseau, sabía que la cultura era bastante más que una técnica al servicio del homo economicus.
Jean-Jacques Rousseau fue uno de los escritores más importantes que dio el siglo xviii y uno de los más influyentes en el pensamiento de los siglos siguientes. Pedagogo y filósofo, nacido en Ginebra en 1712, Jean-Jacques Rousseau participó en la redacción de la Enciclopedia, aunque con el tiempo su relación con los enciclopedistas terminó siendo hostil. Es autor de obras fundamentales para entender el mundo que iba a traer la Revolución Francesa, como es el caso Del contrato social. Discursos, así como de un tratado filosófico sobre la bondad natural del hombre y su sistema educativo, Emilio, o De la educación, ambas publicadas en Alianza Editorial. Rousseau murió súbitamente, en 1778, en Ermenonville, en casa de su último protector, el marqués de Girardin.