BARREJON LOPEZ, FERNANDO
Este relato es una parábola de lo humano en una etapa de crisis aguda y transición. Las sociedades y tipologías que se describen aquí son semejantes a las actuales, pero ya en el límite de sus posibilidades de luz o sombra. Son, pues, arquetipos humanos, ideas encarnadas, que actúan y evolucionan desde su realidad hasta su destino.
El protagonista es un muchacho que vive en uno de los pocos reductos de naturaleza que aún quedan en un mundo devastado por el hombre y los desastres naturales. Por las vías del amor, el destino le lleva a las enloquecidas ciudades de su tiempo, donde vivirá insospechadas aventuras entre marginales, sabios y élites de prebostes, que experimentan la llegada de una nueva forma de vivir.
El cambio de sociedades se ve favorecido por un acontecimiento singular relacionado con el tiempo, que sufre una aceleración produciendo la sensación contraria de quietud, encapsulando a todo ser en sí mismo para reconocer su esencia. El tiempo, la memoria, los ancestros, y un proceso de metanoia en la gente, conforman el paisaje de fondo de la acción.
Por las páginas de La yerba nueva desfila el héroe a pesar de sí mismo, el revolucionario sin escrúpulos, el científico, la espía, el líder carismático, una especie de ejército ecologista, las élites dominantes, y un super ordenador llamado el Caput Mundi, conectado al cerebro vivo de su difunto creador. Personajes e ingredientes que dinamizan el relato y lo llevan a un final esperanzador.
Se trata, pues, de una novela de amor, de aventuras, de ciencia ficción, de consciencia y filosofía perenne, para lectores interesados en estas temáticas y para todo aquel que alguna vez haya vislumbrado luces de utopía.
Fernando Barrejón nació en Fuente el Fresno (Ciudad Real) en 1946. Realizó el Bachillerato y dos cursos de Filosofía en una institución eclesiástica en Ciudad Real. En 1963 se trasladó a Madrid con su familia. En 1971 fue nombrado bibliotecario-secretario del Centro Cultural Español en Argel, donde permaneció hasta 1974. En 1975, de nuevo en Madrid, trabajó en las galerías de arte Rojo y Negro y Galiarte hasta 1982. Su interés por el esoterismo, filosofías orientales, el yoga y el sufismo, le ha llevado a viajar por España, Portugal, Francia, Italia, Marruecos, Argelia y Túnez. En 1987 dejó Madrid y, desde entonces, reside en Andalucía. Ha escrito poesía, ensayo y narrativa, sobre todo histórica, con títulos como El crisalidario, El collar de la loba y, ahora, El cielo roto.