MARTÍNEZ, MADO
Una fría noche de diciembre, y tras muchos años sin verse, Bárbara, Juan, Tony, Jackson y Marian, deciden reunirse en la antigua estación de ferrocarril de Espuelas. Al filo de la madrugada se suben a un enigmático tren. Durante el diabólico trayecto explorarán miedos sin domar, celos, culpas enraizadas en el alma, y crueldades inusitadas. El tren parece anestesiarles borrando todo su dolor, permitiéndoles ser y hacer lo que nunca se atrevieron, perdonar lo imperdonable, entregarse a sus instintos más ocultos. Todo es posible entre sus vagones, hasta enamorarse de un monstruo. Nadie parece querer apearse de ese paraíso en forma de ferrocarril... Hasta que descubren que están atrapados en sus raíles. El tren de las almas fue finalista en el Premio Carolina Coronado de novela fantástica y el Premio Ateneo de Valladolid.
María Martínez viajaba a Tokio y volvía cargada de mascarillas y productos no identificables que probaba con alma aventurera. De sus escapadas a Estocolmo, de champús cuyo nombre revelaba como si fueran secretos de estado. Mientras tanto trabajaba como diseñadora de producto y consultora en Internet como Teknoland, McCann Erikson, Banco Santander y The Cocktail. También, entre avión y avión, le dio tiempo a montar la start-up I wanna gothere/mimaleta.com; con este proyecto ganó un WebbyAward, el Oscar de Internet. Tras el premio llegaron las entrevistas, las conferencias y las mesas redondas: no hay muchos en España que tengan el Webby en una estantería. Aquella noche, en Nueva York, sin soltar su premio, María aún no sabía que un tiempo después, uniría sus tres grandes pasiones confesables, Internet, viajes y cosmética en un proyecto: Laconicum.